A continuación comparto dos experiencias de la vida real que me han echo entender completamente que no soy nada ni nadie para no perdonar. Y más cuando comparo mis propias experiencias con estas dos historias que han tocado en lo mas profundo del corazón.
La primera historia la contó nuestro querido y recordado profeta Gordon B. Hinckley en la conferencia de octubre del 2005. Su tema precisamente fue el perdón. El dijo: hace algún tiempo recorté un artículo publicado en el diario matutino Deseret News, escrito por Jay Evensen. Con su permiso, quisiera citar parte de lo que escribió:
“¿Qué
sentiría el lector con respecto a un adolescente que decidió arrojar un
pavo congelado de 9 kilos desde un automóvil a alta velocidad contra el
parabrisas del vehículo que usted conducía? ¿Qué sentiría tras haberse
sometido a seis horas de cirugía para implantarle placas de metal a fin
de sujetarle los huesos faciales y después de enterarse de que aún
tendría que hacer frente a años de terapia antes de volver a la
normalidad, y de que debía considerarse afortunado por no haber perdido
la vida o sufrido lesiones permanentes en el cerebro?
“¿Y
qué sentiría al enterarse de que el agresor y sus amigos habían comprado
el pavo y muchas otras mercancías con una tarjeta de crédito robada,
simplemente como diversión?En el dia del juicio cuando se encontró la víctima con el agresor pasó lo mas extraordinario de esta triste historia:
“Según lo
que se publicó en el periódico New York Post, Ryan Cushing(el agresor) se acercó
cautelosamente hasta donde estaba sentada la señora Ruvolo(la victima) en la sala
del tribunal y con lágrimas en los ojos le susurró: ‘Siento mucho el mal
que le causé’.
“La
señora Ruvolo se puso de pie y también entre lágrimas abrazó al
muchacho. Le acarició la cabeza y le palmoteó la espalda, y quienes
estaban cerca de ellos, incluido el reportero del Times, le oyeron
decir: ‘Está bien; lo único que quiero es que hagas de tu vida lo mejor
que pueda ser’. Conforme a los testigos, tanto los rígidos fiscales como
los reporteros trataron de contener las lágrimas” (“Forgiveness Has
Power to Change Future”, Deseret Morning News, 21 de agosto de 2005, pág. AA3).
Cuando traemos resentimiento, odio, rencor en nuestro corazón es difícil perdonar y es difícil tambien crecer espiritualmente. Lo cierto es que no podemos crecer espiritualmente si no perdonamos!
En Doctrina y Convenios capitulo 64: 9-10 dice:
9- Por tanto, os digo que debéis perdonaros los unos a los otros; pues el que no perdona las ofensas de su hermano, queda condenado ante el Señor, porque en él permanece el mayor pecado.
10- Yo, el Señor, perdonaré a quien sea mi voluntad perdonar, mas a vosotros os es requerido perdonar a todos los hombres.
Cuando comparamos nuestros problemas al lado de este tipo de historias...parecen tan pequeños que... cómo no llegar a perdonar? Como no perdonar al amigo que nos dejó de hablar, o a la que le presté el vestido y me lo manchó, o al que no me prestó el libro que con tantas ganas queria leer, o a la que no me invitó a su fiesta de cumpleaños! Estoy hablando de cosas simples, cotidianas de la vida, que solo hacen que nos quejemos y nos peliemos a tal grado de no hablarnos o saludarnos por ese rencor que vamos guardando y acumulando en nuestro corazón.
Cuando comparamos nuestros problemas al lado de este tipo de historias...parecen tan pequeños que... cómo no llegar a perdonar? Como no perdonar al amigo que nos dejó de hablar, o a la que le presté el vestido y me lo manchó, o al que no me prestó el libro que con tantas ganas queria leer, o a la que no me invitó a su fiesta de cumpleaños! Estoy hablando de cosas simples, cotidianas de la vida, que solo hacen que nos quejemos y nos peliemos a tal grado de no hablarnos o saludarnos por ese rencor que vamos guardando y acumulando en nuestro corazón.
La segunda experiencia que comparto me llega mas porque la viví de mas cerca. Tengo un amigo que se llama Esteban. Cariñosamente le llamamos "Don Esteban". Dos dias antes a su bautismo en la iglesia mormona tuvo un accidente cruel. Esperando afuera de una tienda a que sus amigos terminaran de hacer sus compras, una camioneta en vez de dar marcha atrás, aceleró y fue a parar contra Don Esteban aplastándolo entre la tienda y la camioneta. En el instante del accidente perdió una pierna, y el conocimiento por la perdida de sangre y dolor. Don Esteban fue transportado de emergencia en helicóptero al hospital mas cercano y cuando despertó despues de unos dias se dio cuenta que no solo había perdido una sino las dos piernas.
Si conocieras a Don Esteban...!Nunca le oí quejarse por no tener sus dos piernas. Nunca ha dicho que esa mujer debería pasar el resto de su vida en la carcel, o pagar de alguna manera lo que hizo! Don Esteban es un ejemplo que tenemos en nuestra iglesia que al despertar de su coma lo que dijo fué: Que pasó con mi bautismo? Cuando me voy a bautizar...? y muchos meses despues de operaciones y mucha terapia fue bautizado. El servicio bautismal estaba lleno de gente, lagrimas en los ojos de todos los presentes y con la presencia del cuerpo de paramédicos que salvaron su vida y como alguien tambien a dicho su alma tambien.
Puedo llegar a perdonar a mi vecino porque el perro hizo sus necesidades en mi cesped y no lo recogió? puedo perdonar al que divulgó que hice trampa en un examen! puedo perdonar a la persona que nos hace llorar? puedo perdonar cuando no obtenemos lo que queremos, lo que necesitamos o deseamos?puedo perdonar a mis padres por haberse divorciado? Son solo ejemplos...
Puedes pensar en alguien que debes perdonar? Que tan grande fué el error que cometió la persona que no puedes perdonar?
Abre tu corazón al perdón. Libérate de toda esa carga que te esta pesando y que no te deja avanzar. Perdona y no para que cambies a los que te dañaron sino para que seas tu feliz y recuperes la paz. Perdónate a ti mismo, recupera tu integridad y tu inocencia.