Los expertos lograron reparar la mayor parte de la estatua, pero las manos estaban tan dañadas que no las pudieron restaurar. Algunos sugirieron contratar a un escultor para que hiciera manos nuevas, pero otros querian dejarla así, como recordatorio permanente de la tragedia de la guerra. Al final, la estatua permaneció sin manos; sin embargo, la gente de la ciudad agregó en la base de la estatua de Jesucrsito una placa con estas palabras: " Ustedes son Mis manos".
Esta historia encierra una profunda lección. Cuando pienso en el Salvador, a menudo me lo imagino con las manos extendidas para consolar, sanar, bendecir y amar. El siempre hablaba con la gente, y no les hablaba mal. Amaba a los humildes y a los mansos y anduvo entre ellos, ministrándoles y ofreciendo esperanza y salvación. Eso es lo que hizo durante Su vida mortal; es lo que estaría haciendo si viviera entre nosotros hoy; y es lo que debemos estar haciendo como discípulos Suyos. Por el Presidente Dieter F. Uchtdorf. (Ustedes son mi manos de la conferencia de Abril 2010)
Ultimamente he estado pensando en como desarrollar más mi amor al servicio. Sé que dentro, muy dentro nuestro, hay un corazón servicial, y que juntos podemos lograr cosas maravillosas si trabajamos desde y con el corazón.
Nunca olvidaré una experiencia personal. Mirando por la ventana un lunes de mucho calor ya cerca de la tardecita vi a mi vecino de unos 50 años trabajando solo cortando troncos de un árbol que habia caido a causa de un temporal de fuertes vientos y lluvia que habia pasado por la zona.
Observándolo pensé que esta sería una buena lección para mi hijos acerca de brindar nuestras manos y nuestro corazón a nuestro vecino. Los reuní a todos en la ventana de mi dormitorio y les dije: Ven a nuestro vecino? creo que necesita ayuda antes de que caiga la noche! Todos me miraron pero no dijeron nada porque ya sabían cual era el mensaje que les estaba dando. En familia nos dirigimos hacia la casa del vecino y al llegar le dijimos que estabamos ahi para ayudarlo. El solo nos miró y en ese instante pudimos ver como sus ojos se llenaban de lágrimas y sin más nada que decir nos indicó que hacer.
El sabía que no nos ibamos a mover de ahi sin ayudarle. Era nuestro vecino.
Son momentos y experiencias que no se olvidan. Estoy segura que tocamos su corazón pero mas queda grabado en el corazón de uno porque te sientes bien despues de haber ayudado, te sientes que sirves para algo, sientes que le aliviaste la carga a una persona, sientes amor y por ende te sientes feliz. Y de eso se trata la vida...de ser y aprender a ser feliz.
Yo me siento feliz cuando sirvo a otros.
"Nuestras manos pueden ser Sus manos, nuestros ojos, Sus ojos, y nuestro corazón, Su corazón." Dieter F. Hchtdorf
No añoramos sentir el abarazo del Salvador? Cristo no sólo habló del amor sino que lo demostró cada día de su vida. Nos demostró cómo socorrer a los débiles, levantar las manos caídas y fortalecer las rodillas debilitadas. Ahora si nosotros somos sus manos, no debemos hacer lo mismo?
Al extender nuestras manos y nuestro corazón hacia los demás con amor cristiano, nos sucede algo maravilloso. Nuestro propio espíritu llega a ser sanado y se vuelve más refinado y fuerte. Somos más felices, mas pacíficos y más receptivos a los susurros del Santo Espiritu. Dieter F. Uchtdorf
Ojalá y podamos trabajar mas con el corazón. Hay muchas personas que nos estan esperando! Es fácil encontrarlos. Mi servicio lo encontré mirando desde una ventana, pero puedes preguntar a Dios a quien servir y sé que El te va a preparar el camino para que llegues a esa persona y servirle con amor.