domingo, marzo 21, 2021

A qué edad los hijos ya pueden decidir que hacer?

Hace tiempo que estoy buscando la respuesta a una de mis preguntas: hasta que edad, uno puede obligar a los hijos a que asistan a la iglesia? Cada domingo tengo que escuchar la misma pelea. Escuchar a mis hijos decir por un lado: "no quiero ir a la Iglesia, la iglesia es aburrida, no tengo amigos allí, los temas siempre son los mismos, etc... y por el otro lado escucho: si no vas a la iglesia, te desconecto del wifi! Si no vas, no jugarás videos juegos por tres días! si no vas a las actividades,   bloqueado por el resto de la semana! si no asistís a la escuela dominical, ya sabes...! Y por otro lado, estoy yo en el medio, haciendo miradas a uno, contestando al otro, enojándome con todos, y luego tratando de llegar a tiempo a la iglesia con una sonrisa haciendo como que en casa no ha pasado nada.

Imagino que no soy la única, o que no somos la única familia que pasa por algo similar con los hijos! Qué haces? Qué se puede hacer cuando los hijos se revelan y ya no quieren asistir? Hay una edad para ellos que puedan decidir por si mismo si ir o no? y en cuanto a los padres, que pasa cuando comienzan ese camino con opiniones diferente? Vienen los desacuerdos y el descontento en la pareja porque uno dice si, el otro dice no! Y quién tiene razón?

Recuerdo cuando mis cuatro hijos aún eran pequeños, me era difícil los días domingos. En vez de convertirse el día mas bonito, para mi era el peor día de la semana. Nunca he faltado a la iglesia pero muchas veces me preguntaba del porque continuaba yendo! Cada domingo debía salirme de la reunión más importante porque mis hijos comenzaban hacer ruido, o se ponían a pelear, a llorar o debía salirme para cambiar un pañal o debía amamantar al otro y siempre terminaba saliendo de la reunión con algún hijo en brazo y caminaba por los pasillos toda la hora para poder calmarlo sin regresar a sentarme en la reunión y al rato, no solo tenía a uno en brazos sino que a los otros tres, tras mio también!

En una oportunidad recuerdo que estando desesperada y de seguro con ganas de llorar por no poder estar cómodamente sentada escuchando al orador, como otros lo hacían, me encontré con una hermana en el pasillo que recuerdo muy bien lo que me dijo: "Sé que es difícil y frustrante el tener que estar aquí afuera con nuestros bebes o niños, pero les estas enseñando la importancia desde una edad temprana a asistir cada domingo a la iglesia."

Y ahora me pregunto, de que sirvió? Dónde esta la recompensa de todo ese sacrificio que hice, cada domingo yendo a la iglesia, no importando si escuchaba al orador o no, con tal de que mis hijos aprendieran la importancia del día domingo! Hoy en día tengo un hijo que no quiere saber nada de la iglesia y otros dos que ya comenzaron a no querer asistir.

Hace un par de días encontré este discurso que me ha ayudado a comprender mejor. Lamento que no esta disponible en español. Recomiendo que lo leas si sabes ingles.  https://speeches.byu.edu/talks/m-gawain-wells/writing-law-hearts-development-religious-faith-children/ 

A continuación compartiré algunas citas de ese discurso dado en Enero 31, 1995 por M.Gawain Wells en la universidad de Brigham Young.

Comienza su discurso con esta pregunta que he buscado desde algún tiempo su respuesta: Qué pueden o deben hacer los padres para ayudar al Señor a que su ley se interiorice en el corazón de sus hijos?(Jeremías 31:33)

Gawain Wells responde: "Me encanta la hermosa historia del Libro de Mormón del Profeta y Rey Benjamín, un gran ejemplo para todos los padres. Después de toda una vida de amar, enseñar y trabajar junto a su pueblo, el rey Benjamín les pronunció un sermón tan profundo que toda la comunidad se convirtió a Jesucristo. En el libro de Mosiah 6:2 leemos que a todos, excepto a los niños pequeños, se les habían enseñado los mandamientos, y que todos los miembros de la comunidad, excepto los niños pequeños, tomaron sobre sí el nombre de Cristo. Luego las escrituras regresan a estos jóvenes más tarde como adultos: Y sucedió que había muchos de la nueva generación que no podían entender las palabras del rey Benjamín, siendo niños cuando hablaba a su pueblo, y no creyeron en la tradición de sus padres.(Mosiah 26: 1-2)

Que salió mal? Cómo fue que estos padres cristianos profundamente comprometidos, personas espiritualmente diligentes, que probablemente se mostraran muy activos en la iglesia, extrañaron la crianza de sus hijos de tal manera que estos niños también poseían una fuerte fe religiosa? Existe una tendencia en la Iglesia a culpar a los padres por los errores de sus hijos. Somos demasiado propensos a olvidar la libre elección. El Pte. Howard W. Hunter ha comentado sobre la importancia fundamental de recordar el albedrío: que los padres solo pueden hacer lo que pueden hacer. No pueden hacer lo que sus hijos deben hacer por sí mismos.

"Un padre exitoso es uno que ha amado, uno que se ha sacrificado y uno que ha cuidado, enseñado y ministrado a las necesidades de un hijo"(Liahona, noviembre de 1983 La preocupación de los padres por los niños) 

En otras palabras, el padre que hace lo que puede hacer es un padre exitoso, aunque el niño pueda optar por ignorar la oferta. La inculcación de valores, particularmente el compromiso religioso, es un proceso afectivo o emocional además de cognitivo que, en su centro, incluye amar, sacrificar, cuidar y ministrar, así como enseñar. La relación de crianza con los hijos representa una invitación a vincularse espiritualmente a través de generaciones para compartir tradiciones, una cultura, una forma de vida en lazos de amor más allá de la biología. Aún así, nuestra invitación a ser padres, después de todo lo que podemos hacer, se deja en última instancia al niño para que la abrace o la rechace.

Al leer este discurso he aprendido algunas cosas que no tenía en claro. Al principio me sentía culpable y tenía mil preguntas. Qué hice mal? En que me habré equivocado? Será verdad que no soy un buen ejemplo para ellos? Por qué quieren dejar de ir?

Mis hijos ya dejaron de ser niños y creo que están grandes para decidir si quieren asistir o no a la iglesia! Sería algo parecido a la política....Nadie puede decirme por quien debo votar como presidente de una Nación! Me puedes sugerir, aconsejar, pero no me puedes obligar ni forzar y menos enojarte conmigo si no pensamos iguales. Lo mismo pasa en lo religioso. Mis padres por largos años fueron radio aficionados y se comunicaban por radio con todo el mundo. Y había reglas que debían cumplirse. Una de ellas era que estaba prohibido hablar de política y religión.

Es triste ver y escuchar cuando se obliga a un hijo, esposo/a a que debe ir a la iglesia o que te metan en la cabeza el conocimiento que si no vas a la iglesia, estas dando un mal ejemplo. Basta de esas tonteras! Uno puede seguir siendo una muy buena persona sin tener que estar yendo cada domingo. Es más... he visto gente buena y más amable afuera que adentro de la iglesia. He visto y he escuchado familias que se destruyen o que se dejan de hablar por el tema de la religión. Porque un día deciden no ir a la iglesia, o porque deciden bautizarse en otra religión o porque simplemente dejan de ir y por eso deciden no hablarse más, o te echan de la casa, o matrimonios que se divorcian porque simplemente uno no sigue el mismo camino que el otro, y otra cosa peor que hasta te desheredan como hijo/a por el simple hecho de ya no querer profesar la misma religión.

Un psicólogo sueco distinguió entre tres categorías de portadores de tradiciones religiosas. Los transmisores de la tradición que no se sienten seguros son los padres que tienen problemas con sus propios sentimientos sobre la religión. cuando sus hijos hacen preguntas sobre Dios, estos padres no pueden enseñar la fe de todo corazón porque sus corazones todavía están inquietos. Los transmisores confiados, los que pueden enseñar de una manera emocionalmente armoniosa porque están enseñando lo que aman. Los Transmisores demasiado confiados, estas personas intentan influir en los demás con gran intensidad, como si fueran a inculcar las creencias en los niños casi físicamente. Es probable que sean intolerantes ante cualquier duda o vacilación por parte de sus hijos, como si fuera una afrenta a su dignidad que un hijo o una hija de ellos dudaría. Las investigaciones muestran que muchos de hijos de los transmisores demasiado confiados rechazan la fe, no porque la hayan considerado detenidamente, sino porque, en esencia, estaban diciendo: "Papá o mamá, si tu fe te hace tan duro y exigente, no quiero nada" que ver con eso".

En Efesios 6:4 dice: Padres, no provoquéis a ira a vuestros hijos; sino criadlos en disciplina y amonestación del Señor. En Colosenses 3:21 dice: "Padres, no provoquéis a ira a vuestros hijos, para que no se desanimen" Estos versículos hablan del vínculo entre padres e hijos. Estos versículos en particular advierten de los peligros de que los padres se comporten de manera que provoquen rebelión o vergüenza en los hijos hacia los padres, lo que con tanta frecuencia tiene que ver con humillarlos. 

Considere este ejemplo: vi a un padre "enseñar" a su hija a nadar un día hace varios años. Ella estaba bastante asustada del agua, así que, por supuesto, como él sabía que no hay nada que temer y que él es muy capaz de protegerla, le dijo que se relajara, que no hay nada que temer. Pero que se le diga que se relaje es a menudo un modificador insuficiente de un sentimiento tan primitivo como el miedo al agua. Cuando ella seguía teniendo miedo a pesar del esfuerzo del padre para cambiar el comportamiento, el papá se irritaba cada vez más, aumentando el volumen y la insistencia de su supuesta enseñanza, que ahora sonaba más como demanda y mando. Pronto su hija le tenía más miedo a su padre que al agua, y ahora le tenía más miedo al agua que antes y le "enseñaron" a no tener miedo porque la ansiedad es un sentimiento de todo el cuerpo. Ahora estaba buscando alguna vía de escape de la situación y no aprendió a nadar. Más importante para su desarrollo, había aprendido más sobre el comportamiento de su padre que sobre la natación.

Según muestran la investigación en la Iglesia Santos de los Últimos Días que el período de tiempo en el que es mas probable que perdamos a los jóvenes de la actividad en la iglesia es alrededor de los catorce y quince años. Ahora bien, qué sucede cuando padres ocupados e hijos ocupados, desincronizados entre sí, "chocan" sobre el tema de la religión? Si los padres están castigando y controlando en un momento en que su adolescencia puede sentirse herido debido a fallas sociales, la falta de comprensión de mamá y papá puede enfatizar la decisión de que "no puedo hablar con ellos. No se preocupan por mí, solo les importa cómo ven a los demás si falto a la iglesia".

Si ignoramos a nuestros hijos y no les damos la atención que necesitan, es posible que aumenten sus esfuerzos para llamar la atención haciendo cosas malas o peor aún, construyendo un muro entre la relación padre e hijo

En una reunión reciente de la Iglesia, una madre, después de describir su dolor por el descontento de su hijo mayor por la iglesia, explicó su rutina diaria con el niño más pequeño, que todavía está en casa: " Siempre trato de estar en casa de 2:20 a 3pm porque es entonces cuando mi hijo de diecisiete años, llega a casa de la escuela. Le preparo algo de comer y nos sentamos y hablamos. No hago nada más, solo me siento y escucho. Me cuenta sobre su día en la escuela, sus alegrías, tristezas y frustraciones. Le digo lo mucho que lo amo y lo aprecio. Luego continúa con su trabajo escolar en paz y contento.

Esta claro que los padres no nacemos con un manual de instrucción bajo el brazo para saber que hacer y que no hacer con nuestros hijos. Aprendemos a medida que transitamos el camino junto a ellos. A veces nos va bien y a veces no tan bien! 

Yo no soy de la idea de obligar a un hijo a asistir a la iglesia si no quiere. Y mas cuando ya son adolescentes y ya pueden decidir por si mismos lo que quieren hacer. Yo puedo influir, puedo dar el ejemplo, puedo aconsejar, puedo enseñar con amor pero no puedo obligar y que paguen las consecuencias por no ir! Prefiero tener a mi hijo de amigo a que tenerlo de enemigo. No debemos confundirnos, no podemos inculcar al otro lo que nos gustaría a nosotros. Todos somos diferentes y actuamos diferente.

Mi experiencia la he vivido en mi propio hogar con uno de mis hijos. comenzó con un cierto alejamiento de la iglesia. Comenzó poco a poco. Primero a no querer orar, luego a no querer leer, luego a no querer unirse para la noche de hogar en familia. Después a no asistir a las actividades, a no querer levantarse para ir a la iglesia y por cada cosa que no hacia se le bloqueaba lo que mas le dolía, se le bloqueaba el acceso al wifi y a los videos juegos, a las películas. Se le bloqueaba por horas, luego por días, por semanas y hasta un mes sin Wifi. Sentí que era mucho, y comenzaron las diferencias y los desacuerdos y las peleas en la familia.

Hoy en día mi hijo no quiere saber nada de la iglesia, me habla cuando el quiere y pasa días y días sin venir a la casa. Si podría retroceder en el tiempo, hijo mío, trataría de comprenderte mejor, te escucharía más, tendría más diálogo y así entendería del porque tu decisión del distanciamiento con la iglesia. Pero cometimos el error de no escucharte, y enojarnos cada vez que no querías participar en algo. Lo siento y ojalá puedas perdonar que a veces los padres también nos equivocamos.

Recuerda: "los padres solo pueden hacer lo que pueden hacer. No pueden hacer lo que sus hijos deben hacer por sí mismos."


Fin.